
También he de admitir, que sería un hipócrita si no fuese capaz de admitir mi propia verdad y hacer un poco de autocrítica, pues también he usado esta expresión a la ligera y sin sentir nada; la he gastado en miles de mensajes, sms y correos sin sentido y le he dado el mismo valor que a ese “adiós” que intercambias con cualquier hijo de vecino, aunque no te guste. Día tras día, fui erosionando su significado hasta que no quedó nada y ahora me cuesta volver a darle a estas palabras el valor que se merecen.
No obstante tengo la voluntad de hacerlo y con eso me basta, porque cada vez que vuelva a pronunciar estas palabras, estarán cargadas de valor y sentido, serán las más sinceras que jamás haya podido pronunciar un ser humano, reflejo verbal de mi alma, producto de la certeza y sinónimo de mi verdad.
Ahora que he abierto mi alma, con toda legitimidad os puedo dar este consejo: no uséis esta expresión a la ligera y, cuando lo hagáis, prescindid de su abuso… sólo para momentos post-polvo o despedidas, joder.- No perdamos una de las cosas más bonitas que nos quedan.
Qué sincero !
ResponderEliminarme gusta mucho como le pones palabras a tus percepciones del día a día. f a n .
Tienes un punto muy válido. Sin embargo, el español es muy vasto y la gente va cambiando las expresiones y sus significados a través del tiempo por diferentes situaciones.
ResponderEliminarNo veo nada malo en usar la palabra con alguna amiga para despedirse.
Lo que no me parece - y donde concuerdo contigo- es que se confunda el te quiero de un saludo con el te quiero cargado de emoción y amor. Ojalá que siempre el contexto de la situación sea suficiente para que se disciernen estas variables, además de que la otra persona sepa lo que sientes y lo que dices.
Muy buen escrito
¡Saludos!
Me gusta tu punto de vista y el matiz que aportas!
ResponderEliminarAmén.
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