Discotecas grandes y chungas

En nuestra sociedad ha surgido una clase de ocio que gira en torno a las macro-discotecas comerciales, donde convergen los productos culturales más simples y artificiales, las tendencias sociales de origen corporativo, el lucro y las masas. Éstas convierten a las personas en mercancía, a través de la acentuación de una relación verdaderamente desigual entre géneros, vejando a ambos por igual.

He observado como en algunas discotecas, atraen a las tías con entrada y bebidas gratis, para instrumentalizarlas, exhibirlas y usarlas como reclamo de buitres y pagafantas. Lo más sorprendente es que éstas, en plena era del feminismo postmoderno, en vez de conservar su dignidad e irse a otro tipo de locales, prefieren ser convertidas en un trozo de carne o en una especie de expositor de chocolatinas. No sé por qué lo harán, ¿quizás para beber de gratis o subirse el ego a base de miradas? Desde luego no será para practicar un intercambio enriquecedor de ideas o cultivar sus intereses, porque está claro que a esos sitios van arrastrados por las masas y las tendencias sociales, para silenciar sus pensamientos con una música estruendosa y alcohol. De todos modos, esta tendencia de mercado que instrumentaliza a las mujeres de forma tan descarada no sería posible si, por otro lado, no existiesen los patéticos que se dedican a pagafantear a dichas señoritas, con el fin único de meterla en caliente...


Así, en un contexto en el que se inhibe la racionalidad y se apaga el pensamiento con los hits de los 40 remezclados, las mujeres son convertidas en objetos de exhibición y los hombres en animales en celo. ¿Qué puede surgir de ahí? Por definición, no más que la relación que hay entre un Yorkshire tirandose a un cojín, una relación deshumanizada y simplificada, que reduce al individuo a lo más simple. Todo ello, para sacar rendimiento económico de la pulsión sexual, a través de la venta de alcohol y fantas.

Lo cierto es que me la suda lo que haga cada persona en su momento de ocio; personalmente soy feliz con mi litrito o mi jarra de cerveza y mi rock de fondo para amenizar una charla sustanciosa con los colegas; pero me molesta que esos comportamientos a los que antes hacía referencia se impongan desde instancias superiores (circuitos comerciales) al individuo, se estén convirtiendo en una norma social y estén incidiendo sobre la cultura y los estereotipos de forma negativa; porque al final, pasarán factura... pues estos locales acabarán siendo el paradigma de la generación Putas, Ciclados y Viceversa (sinergia destructiva con Tele 5)

No sé si divertirse un poco es una excusa suficiente -cuando hay miles de alternativas- para degenerar las relaciones sociales de tal modo.

1 comentario:

  1. Fantástica entrada. Has resumido mis pensamientos de forma genial.

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