Radiohead en el Optimus Alive (2012)

Ahora, después de tres días, acabo de asimilar que he visto a Radiohead en el Optimus Alive (Lisboa, Portugal); debo haber vuelto de ese sitio misterioso y etereo, que está más allá de lo material, donde me llevaron durante el concierto y puedo decir que he vuelto con una sonrisa de oreja a oreja, pues de allí me he traído un recuerdo que está por encima de cualquier mierda que pueda percibir a través del oído. También, con la potestad legítima y suficiente para adelantarme al futuro y decir que he asistido a uno de los mejores espectáculos de mi vida. Debo aclarar, que esta entrada está dedicada a todos los seguidores fieles de Radiohead, para que nos revolquemos en nuestra propia empatía artística; y que, por otro lado, puede resultar exagerada para aquellos que no conozcan al grupo.


Después de esperar cuatro horas de pie y permanecer inamovible, sin mear, comer ni beber y tras ver a The Kooks como quien escucha a Chenoa en las fiestas del pueblo (por obligación geográfica y física), tan sólo para estar a una distancia moderada de los genios ingleses, empezaron los preparativos de la actuación. En ese momento, aún podía percibir la brisa marina, el olor a sal (entre bofetada y bofetada de la maríjuana que fumaban los asistentes) o el graznar de la gaviotas lusas, mientras veía como los técnicos montaban el utillaje necesario para el ritual. No obstante, la presión en el pecho se acrecentaba y, cada vez que acababa una canción del hilo musical de espera (elegido por Thom Yorke y presente en su blog) y la gente especulaba con murmullos o aplausos sobre la esperada aparición del grupo, a mi se me encogía un poco más el corazón. Y entonces, después de esa eterna espera, aparecieron.


No sé a qué par de listillos escuché decir que Thom Yorke estaba oxidado, viejo y había perdido el flow. Pero mi subconsciente guardó una risa para ellos en los primeros segundos del concierto; porque, desde el principio, el grupo demostró que están preparados de sobra no para dar un directo, sino para recrear una experiencia apoteósica y mística, que lleve a sus seguidores a un lugar no llamado Tierra.


Bloom me hizo tomar conciencia de que aquello era real; el bajo de Starcaise conectó aquella realidad superior con las cientos de horas que he escuchado los álbumes de estudio en mi casa, mientras trabajaba o estudiaba; 15 Step demostró la grandeza de Thom, de su voz y de sus bailes sinuosos o epilépticos. Lotus Flower y Nude aislaron mi percepción y me separaron del Mundo, durante un breve periodo de tiempo no sentí nada de mi entorno físico; todo el mundo aplaudía y jaleaba a la banda, pero de repente, justo antes de la parte más bella de la canción, se hizo un silencio sepulcral, místico y respetuoso, que quería decirle al cantante: "adelante". De este modo, eramos 50.000 personas, pero nos comportamos como una y eso es algo grande; una conciencia compartida y unida por la música. En algunas canciones, nosotros tomamos la voz principal y Yorke las complementaba con agudos; hubo guiños a otros grupos, Lotus Flower comenzó con el principio de Sun del grupo Caribou (que tocó antes de Radiohead y hay colegueo entre ambos), de tal forma que llegó un momento en el que todo estaba unido y era coherente. Algo único.


Así, con este concierto, han demostrado su espíritu ecléctico, que domina desde el rock clásico hasta la electrónica más paranóica. Así, lo mismo te hacen una crítica social del carajo, que retratan el vacío existencial postmoderno o se centran en las formas, para innovar y llevar la música a nuevos sitios. Personalmente, eché en falta temas míticos como Creep, All I Need o Karma Police -los más universales, por no decir comerciales-; pero compensaron con temazos como Reckoner o Lucky. Pero lo más grande, es ver la gran contradicción que encierran y que funciona como paradigma de la grandeza de un grupo: son alternativos, pero mueven a las masas.


Por otro lado, la escenografía era sencilla y estática, pero eficaz y bella. Una pantalla central, dividida en ocho por una retícula formada por luces. Recuerdo que dominaban los tonos morados, pero de vez en cuando metían efectos paranoicos. En cada una de las ocho pantallas, se mostraban planos cerrados de las caras de todos los integrantes (lo mismo con las otras dos pantallas que flanqueaban el escenario, pero divididas en seis planos) Es cierto, que se echaron de menos planos más generales del grupo, pero este formato también nos proporcionó grandes momentos. Así, en un momento, enfocaron a Thom Yorke desde ambos lados y alternaron los planos; era curioso ver como por un lado sonreía y por el otro se mantenía serio.


En definitiva, un grupo muy grande y una experiencia muy aconsejable; en directo son la polla.

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