La contradicción de los estereotipos

Los estereotipos son como el oxígeno, nos son necesarios para vivir, pero nos matan lentamente. Son necesarios por nuestras limitaciones cognitivas y la muerte no es biológica, sino personal y emocional. Son necesarios porque la realidad es extremadamente compleja, variada y detallada, tanto que jamás podríamos conocerla en su total profundidad; por ello, necesitamos filtrarla a través de unas categorías, para simplificarla y poder relacionarnos con ella. No obstante, debemos ser conscientes de que siempre estamos perdiéndonos esa riqueza y que la realidad que percibimos es una simplificación.

Para hacernos una idea de los efectos causados por los estereotipos, imaginemos que observamos por primera vez esta obra de Goya y sólo nos dan dos segundos para hacerlo:

Si después nos pidiesen que intentásemos reconstruir el cuadro, no recordaríamos la mayoría de los detalles, ya que nuestra capacidad cognitiva y perceptiva, así como nuestra memoria, son limitadas. En consecuencia, a los dos segundos hubiésemos olvidado la mayoría de los detalles: cuántos personajes había, cuáles eran sus vestimentas, cómo se distribuían los árboles del fondo, los tonos cromáticos del cielo, etc. Así que, al reconstruirlo haríamos una simplificación; usaríamos colores simples, que están asociados a ideas y elementos muy básicos (azul para el cielo y el agua, verde para la hierba, etc.) En esta simplificación se reflejaría nuestra cultura (por ejemplo, la poesía, los epítetos, "verde hierba" y "cielo azul; las herramientas que hemos usado para reconstruir el cuadro, etc.) y parte de nuestra subjetividad (nuestro tono de azul favorito, por ejemplo) En definitiva, obtendríamos algo como esto:


Pero, ¿qué ocurre cuando esta simplificación afecta a las personas? Ocurrirá más o menos lo mismo; construiríamos un estereotipo asociado a una determinada clase social, etnia o tribu urbana, una construcción cultural, conceptual y simbólica, que es reflejo de nuestras limitaciones cognitivas y de nuestras circunstancias socioculturales. Por un lado, este estereotipo resultará una útil y necesaria herramienta a la hora de gestionar nuestras relaciones sociales secundarias, pero por otro lado, se convertirá en un obstáculo a la hora de entablar una posible relación más estable.

La diferencia es que ya no perdemos la riqueza visual y cultural que puede aportarnos una obra de arte histórica, sino que perdemos la calidad de nuestras relaciones sociales y toda la riqueza que pueden aportarnos los demás individuos. Por ello, debemos hacer un esfuerzo por no categorizar a las personas, por no asignarles unas etiquetas y actuar según unos prejuicios que nos lleven a mantener unas relaciones artificiales y empobrecedoras. Conozcamos a las personas, siempre que podamos.

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