Revolución de Mayo de 2011: el futuro prometedor del movimiento "Democracia Real Ya"

Podemos definir la Revolución de Mayo como un despertar del ciudadano, quien, movido por el descontento y la frustración provocados por una clase política que no es capaz de gestionar sus necesidades, se hace consciente de la necesidad de un cambio en la democracia. Ha sido gestada por la crisis económica mundial y detonada por el rechazo a una Ley Absurda, ilegítima e impuesta a todos los ciudadanos, la cual supone un paso atrás en el ámbito cultural y nos obliga a pagar una suma de dinero por cada átomo de conocimiento (Ley Sinde) Esta revolución nace del descontento generalizado, tiene un fuerte componente popular y es el primer motor del cambio, en un periodo de crisis que evidencia la necesidad de rehabilitar el sistema capitalista, para hacerlo aun más justo, democrático y humano.

¿Qué podemos esperar de esta revolución? Antes que nada, debemos analizar las características intrínsecas de la misma, para saber cuál será su impacto potencial sobre la realidad social.
  • Pacífica: Su carácter pacífico la protege de cualquier intento de deslegitimación por parte de los medios de comunicación o el poder, ya que impiden cualquier tipo de críticas sobre su ejecución. La revolución está plenamente justificada y legitimada.
  • Moderada: La revolución huye de los extremismos ideológicos y no propone absurdeces como la destrucción del sistema y el capitalismo. Sólo reclama aquello que por derecho le pertenece al ciudadano, una mejor comunicación con la clase política, para
  • Constructiva: Muy relacionado con el punto anterior; la revolución evita cualquier tipo de discurso nihilista que pretenda destruir el sistema o construir tal o cual utopía. La Revolución pretende construir sobre los sólidos cimientos de una democracia europea, a través de la propuesta de numerosas alternativas. Cabe destacar en este caso el PDI (Partido de Internet), que propone la rehabilitación de la comunicación entre los ciudadanos y la clase política, a través del uso de las nuevas tecnologías.
  • Sin etiquetas: la Revolución no tiene colores ni banderas que la definan; simplemente es de los ciudadanos. Esto evita que tal o cual sector de la sociedad se enemiste con ella, por pertenecer a una ideología contraria. Además, en un alarde de gran sabiduría, los manifestantes se encargan de blindar su carácter democrático y participativo, contra la influencia negativa que sobre ella pueden ejercer las personas más extremistas e irracionales. Así, por ejemplo en Madrid han abucheado a un grupo de irresponsables, que rajaron una valla publicitaria y escribieron sobre ella "muerte al capital". En Sevilla, el típico oportunista lanzó varias consignas de carácter comunista, pero fue respondido con abucheos y gritos de: "ni colores ni banderas"
  • Sorpresiva: Siempre han tachado a nuestra generación de irresponsable y apática; se decía que no habíamos vivido ninguna guerra ni hecho nada importante. Pero ahora, hemos sorprendido a la sociedad y hemos iniciado una revolución que se recordará en la Historia. El factor sorpresa nos beneficiará.
En definitiva, tenemos una Revolución justa, legítima, respetuosa, que nace de los ciudadanos; que es moderada, constructiva y rehúye de las etiquetas y los extremismos. De este modo y analizándola desde un punto de vista comunicativo, podemos decir que esta revolución tiene un gran poder simbólico y comunicativo, que va a generar un discurso poderoso, capaz de incidir y modificar la realidad de una forma positiva.

No obstante, también debemos analizar sus debilidades, que, a saber son:
  • Debilidad ideológica: Todos sabemos lo que pedimos, pero la Revolución necesita un corpus ideológico más concreto y visible. Es decir, se evidencia la necesidad de un manifiesto oficial. Personalmente, yo recogería y escribiría todas las alternativas que se están proponiendo y otras de carácter progresista: rehabilitación de los canales de comunicación entre los ciudadanos y los políticos; transparencia en la gestión económica de todas las corporaciones, especialmente los bancos; cuidar el Estado de Derecho y colocar las necesidades del ciudadano en el orden de prioridades políticas; una gestión política orientada al ciudadano; que las empresas destinen un mayor porcentaje de sus riquezas a RSC (Responsabilidad Social Corporativa); limitación de la acumulación de riquezas en unas cuantas manos, etc. Además, lo básico: más energías renovables, reciclaje, comercio justo, etc.
  • Oportunismo: Más que una debilidad, es una amenaza extrínseca a la Revolución. En la sociedad hay muchos restos de ideologías extremistas, manidas y muy quemadas, cuyos profesantes aprovechan la mínima oportunidad para colar su discurso. Estos podrían hacer un aprovechamiento indebido de la Revolución y llevarla por un camino que conduzca a su autodestrucción, por acabar con todas las características positivas que antes mencionamos. Nos referimos a las ideologías extremistas, de izquierda o de derecha; todas son iguales de peligrosas. Hay que despojar a la Revolución de banderas, colores e ideologías del pasado; pues esto es algo nuevo y mucho mejor que todo eso.
No obstante, estas debilidades o amenazas son fáciles de solventar y probablemente se resuelvan en los próximos días. Así que, en definitiva, ¿qué cabe esperar?

Una alta probabilidad de triunfo, ya que esta Revolución es natural y necesaria; por este motivo, va a tener un impacto positivo sobre la realidad a nivel social, económico, político y cultural. Desde el punto de vista teórico también funciona, porque el sistema capitalista ha destacado en la Historia por su carácter protéico, cambiante y adaptable; es decir, éste fagocita las amenazas sociales interiores y se adapta a ellas, lo cual tiene un beneficio inherente para nosotros. Por ejemplo, durante la Época de la Transición Española, en el contexto de la Guerra Fría, la sociedad se vio muy influenciada por las ideologías de extrema izquierda; el sistema respondió con la legalización del PC, la creación de sindicatos, etc. Esta es una ventajas que debemos aprovechar.

En conclusión, estamos ante un hito histórico, una Revolución que -observada y analizada desde todos los puntos de vista- puede funcionar como motor de cambio y provocar un impacto positivo sobre la democracia y su necesaria rehabilitación.

Sonriamos para los libros de Historia; nos están contemplando.

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