Eutanasia (sí, no o pensar)


La eutanasia es una constante en nuestra esfera social y hace presencia en multitud de debates, ya que nos afecta a todos de forma potencial y ello convierte a este dilema ético en algo personal. A veces y de forma puntual, la aparición de este tema en los medios nos hace conscientes de que nuestro contexto vital es susceptible de verse truncado -por un accidente de tráfico, una grave enfermedad...- de tal forma que, nos obligue a plantearnos la necesidad de la muerte asistida. Por ello, cada vez que vemos una noticia relacionada con la eutanasia, nos proyectamos sobre ella y liberamos todos nuestros miedos, los cuales encienden y alimentan unos debates que poco parecen aclarar.La gente suele debatir si la eutanasia debe permitirse o no; sí o no. Como siempre, nuestro pensamiento se divide en dos extremos irreconciliables y superficiales, que no indagan sobre el trasfondo cultural ni arrojan luz sobre el asunto. 

En primer lugar, hay que tener en cuenta que en Occidente no tenemos una cultura sobre la muerte, ya que ésta se margina todo lo posible de la esfera simbólica y ello genera un miedo irracional hacia la misma. Por ejemplo, los educadores intentan preservar la felicidad de los niños, a través del desconocimiento asistido de la muerte; en la comunicación social, la muerte se censura o se transforma en un espectáculo banal en los medios; en el ámbito de la arquitectura, los mataderos se revisten de muros opacos que ocultan lo que pasa dentro y los cementerios se construyen a las afueras de las ciudades; en la lingüística, la palabra muerte se sustituye por cultismos griegos para invadir el ámbito formal -tanatorios, tanatopractor...- y, en definitiva, se evita conceptualizar y procesar todo aquello que tenga que ver con la muerte.

Así, para cada individuo, legalizar la eutanasia significaría racionalizar todo el proceso de la muerte, que ésta penetre en el ámbito legislativo, laboral -psicológico, médico, farmacológico-... e invada nuestra cultura y nuestras vidas; algo para lo que no estamos preparados, algo para lo que no nos educan. La sociedad quiere negar o reprimir todo lo relacionado con la muerte, por lo que jamás permitirá que se permita la eutanasia. Conociendo esto, podremos entender mejor las dos posturas mayoritarias que se mantienen ante tal fenómeno; a quién mantiene una postura conservadora y dice que no y a quien se enfrenta a esta situación, persigue el progreso cultural y dice que sí.

De este modo, antes de opinar sobre si el uso de la eutanasia es adecuado o no, deberíamos abogar por la creación de un contexto adecuado para este debate, crear una cultura de la muerte (aunque suene aberrante) que nos prepare y nos haga fuertes para afrontar algo con lo que necesariamente tenemos que convivir. Así, el debate será moderado, justo y libre; nuestras mentes serán liberadas y ello posibilitará que todos lleguemos a una conclusión innegable: que cada vida es un mundo pseudoincognoscible y que por ello, si el individuo no está privado de razón y empatía, sólo él tiene todo el derecho a decidir sobre ella.

2 comentarios:

  1. Me parece muy acertado todo lo que dices sobre este tema. Yo soy de las personas que opinan a favor de la libertad de escoger cómo morir y cuando. Así de simple, parece demasiado fácil y simplista, y como tu dices, en una sociedad que no habla de la muerte, ¿cómo se puede simplificar tanto? pues porque personalmente he luchado siempre por hablar y sacar este tema para hacerlo "visible" y en mi entorno es habitual que yo me exprese con naturalidad en este tema, pero he de reconocer que no se me entiende demasiado y acaban admirando, o debatiendo pero aunque se reconoce que es cierto que no tenemos "ganas" de tratar este tema de forma pública, es algo que se debería... pero ¿a quien corresponde si no a cada persona hablar de ello?
    Nos hemos acsotumbrado a que "nos lo den todo masticado" y los poderes han tomado decisiones por nosotros, el político, la sanidad, las religiones... como si no tuviéramos capacidad para decidir por sí mismos.
    Pues te doy las gracias por sacar a la luz este tema, es hora de que los ciudadanos nos decidamos a expresar en público temas de los considerados "tabú" y la muerte como tu dices es algo que nos acompaña nos guste o no, reconocerlo.
    Aprender a morir es algo que nos acerca a valorar la vida y eso es vivir mejor.

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  2. Hola! =) te acuerdas de mi? que comentaba maniáticamente en tu blog... pues hoy vuelvo y me encuentro con esta entrada, me agrada mucho =)

    Sin duda este tema es de las grandes complicaciones morales del mundo. En primer punto, estoy de acuerdo en cuanto a lo que dices que en occidente estamos taan pero taaan programados a ese miedo a la muerte, que desde un inicio implica una perspectiva algo cerrada del asunto... que sólo puede llevar a jucios extremistas e irracionales, pero bueno, es sólo uno más de los grandes problemas en temas de cultura.

    En cuanto al tema específico del que hablas creo, personalmente, que no podemos tener un veredicto definitivo, ¿por qué? porque es hablar precisamente de cosas que están ya fuera de la vida y de nuestro alcance, entoces, depende de cada uno y sus creencias, así como la capacidad que tiene de enfrentarse a la muerte, que es algo que, por más que digan, nadie conoce; pero para lo que sin duda, como tú dices, debemos prepararnos.

    Y bueno, honestamente, creo que todo éste tema es aún más complejo que el simple hecho de una ley a favor o en contra, sino algo fundamentalmente relacionado con la existencia (humana o no), ya que significa nada más y nada menos que el final (o quizás no) de ésta; y es esa visión y misión de la vida, personal y de acuerdo a la educación, quien puede decidir o tener miedo, pues nadie conoce aún qué será de ella después...
    Un saludo =)

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