Selectividad, la decisión más difícil: ¿Qué estudiar?

Ahora que acabo de terminar mis estudios universitarios, necesariamente tengo que responderme algunas preguntas, para analizar, reforzar y reafirmar mi posición en la existencia -con el fin de evitar el vacío, el absurdo y esas cosas-. Así, echo un vistazo al pasado y rescato algunos elementos de mi memoria, dudas, decisiones... no puedo evitar remontarme al principio de todo, a ese conflicto que necesariamente todos mantenemos con la nada y las consecuentes decisiones que debemos tomar para construirnos -paradigma del existencialismo-, el por qué estudiar lo que estudié. Quién sabe, quizá mi experiencia pueda guiar a alguien...

Las reminiscencias de ese momento traen a mi mente una de las frases más absurdas que se hayan pronunciado a lo largo de la Historia de la Humanidad; su concepto estaba fraguado en la reflexión más fugaz y enmarcado en el contexto de carnicería maruja: "yo que tú, estudiaba X carrera, que tiene muchas salidas (laborales)". Esta frase marcaba el inicio de la expresión a voces de la decadencia de nuestro ámbito sociocutural, pues mostraba como el individuo sustituyó un conjunto de elementos puros y positivos, por una serie de ideas podridas y desvirtuadas por el crecimiento económico y la fiebre de la riqueza. El idealismo se sustituyó por el pragmatismo; la vocación por la función social y las "salidas laborales"; la felicidad se cambió por la estabilidad material; la búsqueda del yo por la búsqueda de los demás; la reputación por la fama; el emprendimiento, el autoempleo y la creatividad por el trabajo para otros, etc. De este modo, en el ámbito simbólico, se encumbraron -casi glorificaron- algunas carreras que formaban a expertos en el ámbito de aquellos sectores que tenían más demanda en el mercado laboral, en detrimento de los estudios relacionadas con la Filosofía, el Arte, la Música, la Literatura, la Física, las Matemáticas, todo lo relacionado con lo abstracto y las ideas, las cuales fueron relegadas a un segundo lugar aún más desprestigiado. Estas ideas calaron en la mayoría de los padres, que, desde la influencia persuasiva hasta la presión coercitiva, empujaron a sus hijos a seguir el camino de la seguridad material y a la renuncia de las vocaciones, al son de "no estudies Bellas artes, eso no tiene salidas y sólo sirve para ser profesor; está muy difícil... mejor coge X carrera". El mercado comenzó a dominar nuestro destino.


Probablemente, -atención, exageración en clave de humor-, ésta haya sido la mayor causa de pérdidas intelectuales entre los jóvenes después de las trincheras y las Guerras Mundiales; pues pronto llegó el advenimiento de una era marcada por promociones y promociones de infelices, de gente incómoda con su trabajo, de pérdidas de vocaciones, talentos y virtuosos, por culpa de la mierda de frasecita: "estudia X, que tiene muchas salidas". Así, nuestra sociedad comenzó a preparar instrumentos, en vez de personas; sin  reparar en que los instrumentos o las piezas de un engranaje no necesitan ser felices.


Por ello, desde aquí os doy un humilde consejo a todos los que tengáis que tomar esta difícil decisión (o ayudéis a otros a tomarla); padres, madres y estudiantes de Bachillerato, transformad la presión de vuestro entorno en consejos respetables a tener en cuenta; pero sobre todo, esforzaros en seguir vuestra vocación, si la tenéis, y buscaros a vosotros mismos desde un punto de vista realista, justo y moderado. Si os gusta la biología y ayudar a las personas, estudiad Medicina; si os apasionan los ordenadores, estudiad Informática, si os gusta tocar la batería, meteos en un conservatorio de Música; pues si hacéis lo que os gusta, seréis felices y alcanzareis la excelencia en vuestro trabajo. Así, tarde o temprano la gente observará con fascinación lo que hacéis y tendréis facilidad para emprender y encontrar trabajo. De este modo, estaréis cómodos con vuestra propia existencia y seréis felices. Pero, por favor, no os guiéis por las exigencias del mercado laboral.


No somos engranajes, destornilladores, productos prefabricados o el reflejo de otros, somos seres pensantes y emocionales, con un destino propio que debemos forjar a través de nuestras propias decisiones.    

2 comentarios:

  1. Cuanta razón tienes. A mí siempre me dicen "escoge esta carrera, que luego te salen muchos trabajos", pero creo se debe elegir basándose en qué te hará mas feliz o qué te va a resultar más satisfactorio, porque puede que en un futuro tengas trabajo, pero si no estás satisfecho y te aburre, pues vaya desastre. Muchas gracias por tus consejos.

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